BíaEn la mitología griega Bía (en griego Βία, en latín Vis)[1][2] era la diosa y personificación de la «Fuerza». El sustantivo femenino βία significa «fuerza», «vigor», «robustez», «violencia» o «coacción». Es una fuerza silenciosa que opera bajo las órdenes de Zeus. Participó en la Titanomaquia.[3] En los poemas hesiódicos Bía era una de las cuatro personificaciones que nacieron de la unión entre el titán Palante y la oceánide Éstige:[4]
Según Esquilo Zeus, para castigar a Prometeo por haber robado el fuego y haberlo compartido con los seres humanos, manda en persona a Hefesto, supervisado por Cratos y Bía, para que lo encadene con fuertes ligaduras en el monte Cáucaso. En la tragedia Cratos tiene una larga charla con Hefesto, apremiándole para que deje de dudar y cumpla su deber, pero Bía simplemente se mantiene en silencio; Hefesto cumple su labor a la fuerza (βία) y sometido al poder (κράτος) de Zeus.[6] Platón vuelve a hacerse eco del episodio narrado por Esquilo. Dice que Epimeteo, al dotar a los animales de diferentes cualidades, se olvidó del hombre. Prometeo, tratando de encontrar una protección para el hombre, sube a las mansiones olímpicas y roba a Hefesto y Atenea su sabiduría profesional junto con el fuego. Ahora bien, Platón describe que «los centinelas de Zeus eran terribles», refiriéndose, como uno puede suponer, a Cratos y Bía, nuevamente.[7] Pausanias dice que subiendo el Acrocorinto — es la cima de la montaña que está sobre Corinto; Briareo se la dio a Helio cuando celebró el juicio, y Helio, según dicen los corintios, se la dejó a Afrodita—, subiendo precisamente a este Acrocorinto hay recintos consagrados a Isis [Ío], una llamada Pelasgia, y la otra Egipcia; y dos de Sérapis [Épafo], llamado uno “en Canobo”. Después de ellos hay altares construidos a Helio, y hay un santuario de Ananke y Bía, al que no acostumbran a entrar.[8] Plutarco dice «que [Temístocles] venía acompañado de dos diosas, Persuasión (Πειθώ, Peithó) y Fuerza (Βία). Y aquéllos [los andrios] le respondieron que también a ellos los asistían dos grandes diosas, Pobreza (Πενία, Penía) y Carencia (Ἀπορία, Aporía), por lo que les estaba vedado darle dinero».[9] Higino, autor latino, basándose en el texto hesiódico dice que «del gigante Palante [y] de Éstige [nacieron]: Escila (Scylla), Fuerza (Vis), Envidia (Invidia), Poder (Potestas), Victoria (Victoria), las Fuentes (fontis) y los Lagos (lacus)».[1] Referencias
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