Se les llama también brúquinos o láridos; durante largo tiempo se los consideró una familia separada (Bruchidae). También se los incluyó entre los curculiónidos, de los que se diferencian bastante. Las clasificaciones actuales coinciden en situarlo como subfamilia de los crisomélidos.[1]
Características
Los bruquinos son de pequeño tamaño (2-4 mm de longitud), con un cuerpo grueso y convexo, de color oscuro con pilosidad clara; los élitros son casi cuadrados y truncados posteriormente dejando a veces el extremo del abdomen al descubierto, que también está truncado.
Historia natural
Los adultos de muchas especies son florícolas y se alimentan de polen. Sus larvas se desarrollan dentro del interior de diversas semillas, casi siempre leguminosas como guisantes, lentejas, judías, etc., con un elevado grado de especificidad.
Debido al desarrollo larvario dentro de las semillas de leguminosas pueden constituir plagas destruyendo las semillas almacenadas para la agricultura o el consumo animal o humano por lo que pueden ser muy perjudiciales para la agricultura, la ganadería o el bienestar humano. Tres especies destacadas son: