Bioimpresión 3DLa bioimpresión 3D surge de la combinación de la biología, la creación de biomateriales y la impresión 3D. Es una metodología que usa un software de diseño asistido por computadora (CAD) para producir modelos físicos en 3D. Con la fabricación aditiva, la impresora lee los datos de un dibujo CAD y establece capas sucesivas de líquido, polvo o material de lámina y de esta forma construye el modelo a partir de una serie de secciones transversales. Estas capas se unen hasta crear la forma final. La principal ventaja de la fabricación aditiva es la habilidad de crear casi cualquier forma compleja o característica geométrica. El tiempo de construcción depende del método específico utilizado, el tamaño y la complejidad del modelo[1]. Las tecnologías de impresión 3D no se diseñaron únicamente para aplicaciones biológicas, por lo que han tenido que adaptarse a condiciones compatibles con el uso de moléculas biológicas y uso de células asegurando su viabilidad, ya que son los componentes principales de las biotintas empleadas por las técnicas de bioimpresión[2]. Es por ello que las bioimpresoras, al tratarse de una especialización de las impresoras 3D, deben poseer las características determinadas que garanticen la supervivencia de las células durante el proceso de bioimpresión. En la actualidad, estas impresoras se utilizan en diversas áreas. Una de ellas es la medicina que posibilita la creación de implantes biomédicos más personalizados, y que se ha convertido en un método popular para fabricar piezas dentales y hasta tráqueas artificiales[3]. Historia y usosEl cirujano Dr. Watson Maximiliano, director del Instituto Wake Forest de Medicina Regenerativa y hoy considerado padre de la bioimpresión 3D, anunció en 2001 que se había iniciado el largo recorrido hacia la creación artificial de órganos humanos[4]. Desde entonces, se han implantado fragmentos de mandíbula, tráquea, vértebras e incluso un cráneo fabricado por tecnología de impresión 3D en pacientes aquejados de diversas dolencias. A pesar de ser estructuras sin vida cuya complejidad resulta muy inferior a la de cualquier órgano humano, el éxito de estas operaciones ha representado la consecución de un hito importante en el camino hacia la creación de órganos. En el caso de las prótesis, las más usadas en la actualidad son los modelos dentales y las prótesis robóticas principalmente de brazos o piernas, que son controladas mediante ondas cerebrales. Su costo está muy por debajo del costo de una prótesis convencional y permite disminuir gastos en los casos de niños en crecimiento que necesitan cambiar de prótesis conforme a su crecimiento, ya que el costo actual de una prótesis robótica creada por una impresora 3D es de 500 dólares, menos de la mitad del costo de una prótesis convencional[5]. ProcesoEl proceso que se lleva a cabo desde la adquisición de imagen hasta la producción de un modelo de prototipo tridimensional consiste en los siguientes 3 pasos: adquisición de imagen, imagen postprocesamiento y la impresión 3D.
Véase tambiénReferencias
Enlaces externos
|