Los baños termales de Trillo o baños de Carlos III son un balneario ubicado en el municipio español de Trillo, en la provincia de Guadalajara.
Historia
Están ubicados en la margen izquierda del río Tajo.[1] Los baños termales fueron construidos durante el reinado de Carlos III.[1] Las instalaciones incluían los baños llamados del Rey, Princesa, Piscina, Condesa y el Hospital.[1]
Ampliados a comienzos del siglo XIX con el impulso Pedro Inocencio Vejarano, obispo de Sigüenza, entraron posteriormente en una fase de decadencia, hasta ser reactivados por un nuevo médico-director, Mariano José González y Crespo,[1] a quien sucedió Marcial Taboada de la Riva.[2] Conocidos también como baños de Carlos III,[3] hacia mediados del siglo XIX tendrían unos 1400 visitantes anuales, entre los que se incluían personas acomodadas, militares y «pobres de solemnidad».[1]
TRILLO (Baños termales de): en la prov. de Guadalajara, part. jud. de Cifuentes. sit. á 1/4 de leg. de la pobl. que les da nombre, en una amenísima cañada, á la falda de un montecito de roble, en la márg. izq. del r. Tajo, su va á ellos desde la v. por un delicioso camino de carruage, adornado de diferentes árboles y arbustos; el edificio, que colocado en una pradera, tiene á su alrededor hermosos y copudos olmos interpolados de asientos de piedra, se halla con bastante comodidad y limpieza, consta de 6 baños; á sus inmediaciones hay un hospital, en el que, durante la temporada de baños, se admiten 6 enfermos de cada sexo en salas distintas, y tiene un oratorio, en el que los dias festivos se celebra el santo sacrificio de la Misa; contigua á estos baños, que se establecieron en el reinado de Carlos III. se ha construido modernamente una casa hospedería, en la que tambien hay 4 pilas; se albergan en ella, asi como en otra que hay junto á la v., y en las casas de esta, que en lo general son cómodas y bien distribuidas, los concurrentes á aprovecharse de los beneficios del establecimiento; en 1777 se hicieron los baños llamados del Rey, Princesa, Piscina, Condesa y el Hospital; en 1804 se aumentaron los destinados á militares y pobres de solemnidad, con la debida separacion, á costa del Ilmo. Sr. ob. de Sigüenza, D. Pedro Inocencio Vejarano, quien tenia preparadas otras mejoras de consideracion, las que abandonó á causa de los infinitos disgustos que sufrió en el pueblo; asi continuó el establecimiento, en un estado de abandono, casi arruinado, sin enseres ni muebles de ninguna clase, hasta el año de 1830 en que fue nombrado médico-director, el que lo es en la actualidad, D. Mariano José González y Crespo, quien con admirable celo y actividad, y venciendo no pocos obstáculos, que se le han suscitado, ha mejorado considerablemente la casa, construyendo la hospedería de la misma, aumentando las pilas, haciendo la nueva hospedería junto á la v., y planteando en debida forma el hospital, llegando su laboriosidad é interés por el crédito de los baños hasta el caso de hacer los oficios de arquitecto, tallista, pintor, selvicultor y cuantos son necesarios para comodidad y recreo de los concurrentes, sin desatender las principales obligaciones de su cargo, las que, haciéndole merecida justicia, llena completa y satisfactoriamente, no solo en la parte científica, sino en la social; las aguas de estos baños contienen gás oxigeno y azoe, hidroclorato de cal é hidrosulfato de la misma base, hidroclorato de sosa, hidroclorato de magnesia, sulfato de cal, ácido hidro-sulfúrico, ácido carbónico, carbonato de hierro y azufre; convienen en todas las enfermedades cutáneas, reumas crónicos, dolores artríticos y gotosos, cólicos nerviosos y otras varias enfermedades: son muy concurridos estos baños; de suerte que pueden computarse los pacientes en 1,400 cada año en esta forma: de 800 á 850 personas bien acomodadas; de 200 á 250 militares, y 320 á 380 pobres; computando el gasto de uno con otro en 320 rs., se calcula un gasto anual en el pueblo por solo la temporada de baños, de 448,000 á 500,000 rs.; los prod. del establecimiento se calculan en 20,000 rs., que se invierten en mejoras del mismo y pago de los sirvientes.
En el siglo XX, los baños, después de ser cerrados, llegaron a convertirse en leprosería.[4] Tras quedar afectados por la guerra civil, los edificios fueron en buena parte demolidos.[5] El lugar terminó décadas después en manos de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.[5] En el siglo XXI se reconstruyó un balneario de nueva planta, gestionado por una empresa privada.[6][7]