ArchisílaboEn el castellano, los archisílabos o palabras alargadas[1][nota 1] son palabras alargadas innecesariamente. Por ejemplo, «la finalización» en vez de «el final». Son fruto de una manía lingüística, el sesquipedalismo[1] o polisilabismo.[2] El habla sesquipedálica se considera un defecto de la lengua, pues resulta pretencioso y farragoso. Muchas, sin embargo, están aceptadas por la Real Academia Española y en los distintos diccionarios, siendo meras redirecciones a la palabra original. Algunos archisílabos, a pesar de ser más largos, han llegado a sustituir en el habla coloquial a su palabra madre, que era más corta.[3] En ciertos casos, la archisilabización no es errónea y enriquecen el vocabulario, añadiendo un nuevo componente semántico.[4] Un método común es añadir sufijos redundantes. P. ej., -logía como en «metodología» en vez de «método», -iedad como en «obligatoriedad» en vez de «obligación» o -idad como en «funcionalidad» en vez de «función». Muchas de estas expresiones surgen en el lenguaje político, burocrático o administrativo, así como en la jerga empresarial, en un intento de autoridad, formalidad y culteranismo que deviene pomposo, exagerado y altisonante. Por ejemplo, «periodo vacacional» en vez de «vacaciones». Otros surgen en los medios de comunicación y el marketing, también con la misma intención. Por ejemplo, «dinos qué es lo que opinas» en vez de «dinos qué opinas», «precipitaciones en forma de nieve» en vez de «nieve».[1] Asimismo, se puede dar este fenómeno por motivaciones políticas o ideológicas. Por ejemplo, «diputados y diputadas» en vez de «diputados», «personas menstruantes» en vez de «mujeres» o «Estado español» en vez de «España». Ejemplos
Notas
Referencias
Véase también
Lectura complementaria
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