Araceli Herrero
Araceli Herrero (Zaragoza, 29 de junio de 1924 – 10 de octubre de 2017) fue una baloncestista española, pionera del baloncesto femenino aragonés y español como jugadora. BiografíaAraceli Herrero nació en Zaragoza en 1925. Sus padres, de la localidad turolense de Villarluengo, eran labradores y emigraron al barrio de Torrero de Zaragoza.[1] Siendo aún niña entró a trabajar en la factoría de Laguna de Rins S.A. aprovechando sus conocimientos de costura. La costura fue su profesión.[2] Y el baloncesto, su pasión. Estuvo 12 en activo. Después lo abandonó y siguió trabajando en una empresa textil, se casó y tuvo cinco hijos.[1] TrayectoriaAraceli comenzó a jugar a través del taller de costura de la factoría de la Textil Aragonesa, tras la Guerra Civil.[1] Después de la larga jornada de trabajo, iba a entrenar a escondidas porque sus padres no le dejaban, pasando el río Ebro en barca, algo que hacía con mucho interés y esfuerzo. Jugó en el equipo de la Sección Femenina. Pese a no ser muy alta, su velocidad, agilidad y ganas le hicieron destacar. “Anotaba con facilidad, aunque nunca lograba convertir los dos tiros libres. Me ponía nerviosa. Me gustaba hacer ganchos y lanzar desde un lateral, donde el balón no podía darle al tablero”, confiesa Araceli. Jugaba de medio, como Fernando Muscat.[2] Fue invitada a hacer un viaje a Palma de Mallorca, pero no tenía ni 18 años y no le dieron permiso. La tristeza y la rabia, le hizo abandonar los grupos de Falange y volver a la Textil Aragonesa, donde se afanó durante meses en agrupar a otras trabajadoras para hacer un equipo de baloncesto. Años después volvería a Sección Femenina, donde ya pudo hacer desplazamientos a Barcelona, Madrid o el varios puntos de la cornisa cantábrica. “Nos llevaron a muchos sitios. Jugamos en Montjuic y en la Ciudad Universitaria de Madrid. En Zaragoza íbamos al Cuartel Palafox, a la Ciudad Jardín, al Frontón Cinema... También a Calatayud o a Casetas, donde jugábamos en el cuartel militar. Nos invitaban a comer y luego había baile. Un día vino el matador Nicanor Villalta y el cantaor El Gitanito de Ricla. Nos lo pasábamos muy bien”.[2] Ella misma, con sus prodigiosas manos, confeccionaba y cosía los trajes de sus compañeras. Tenían hasta uno especial solo para los entrenamientos y otro de partidos. “Pero de tanto insistir conseguía que nos comparan zapatillas para jugar y nuestra propia pelota”, dice Araceli.[2] En esa época el baloncesto era 'amateur', aunque ella desvela una pequeña trampa que ratifica su estrellato. “Me llamaron de Ágreda Dutur, una empresa textil, para trabajar con ellos y jugar en su equipo. A mí no me gustaba, porque tenía que subirme a una escalera y prefería coser, pero insistieron tanto que me hicieron un contrato para jugar con ellos al baloncesto. Durante esos años tuve dos salarios”, cuenta Araceli.[2] "En los años treinta no había bases, aleros o pívots. Había dos defensas, el centro y los extremos. Era un juego similar al fútbol. No teníamos tanto bote, era más tuya, mía. Los campos eran de tierra y de ceniza y los balones muy grandes", indica. Tenía un buen tiro exterior, pero su punto débil eran los tiros libres. Equipos como jugadora
Premios y reconocimientos
Véase tambiénReferencias
Enlaces externos
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