Antigua arquidiócesis de York
La arquidiócesis de York (en latín: Archidioecesis Eboracen(sis) y en inglés: Archdiocese of York) fue una circunscripción eclesiástica metropolitana de rito latino de la Iglesia católica en Inglaterra, Reino Unido, que desde la Reforma protestante en el siglo XVI pasó a la Iglesia de Inglaterra como diócesis de York. El arzobispo de York usaba el título de primado de Inglaterra. TerritorioLa arquidiócesis estaba ubicada en el noreste de Inglaterra en el condado histórico de Yorkshire. Al momento de la supresión, la arquidiócesis estaba dividida en cinco arcedianatos: York, Cleveland, East Riding, Nottingham y Richmond. La sede archiepiscopal estaba en la ciudad de York, en donde se encuentra la catedral de San Pedro, hoy perteneciente a la Iglesia anglicana Al momento de la Reforma, York poseía tres sedes sufragáneas, Durham, Carlisle, y Sodor y Man, a las que durante el breve reinado de María I (1553-1558) fue añadida la diócesis de Chester, fundada por Enrique VIII, pero posteriormente reconocida por el papa. HistoriaEboracum (nombre latino de York) fue fundada como ciudad y fortificación romana en los años 70 d. C. Ya era obispado en la época romana, pero el único obispo documentado de este período es Eborio, presente en 314 en el Concilio de Arlés en Francia, que aparece en notas del concilio como Eborus episcopus de civitate Eboracensis. La tradición transmite los nombres de otros obispos, no comprobados históricamente. Los obispos de York también asistieron a los concilios de Nicea (325), Sárdica (347) y Ariminus, lo que indica una presencia cristiana en la ciudad durante la mayor parte del siglo IV.[1] Con la evacuación romana en 410, la llegada de los anglos, sajones y jutos a mediados del siglo V puso fin a las estructuras cristianas en toda la isla de Gran Bretaña, que se convirtió al paganismo. Las fuentes escritas sobre la influencia cristiana que permaneció en Inglaterra son pocas, pero el énfasis va desde los obispos hasta los monasterios y una influencia de los monjes irlandeses. Esto es especialmente cierto en las partes del norte de la isla.[2] Por esta presencia cristiana, el papa Gregorio Magno a finales del siglo VI se encargó de evangelizar a los nuevos pueblos que llegaban a Britania, enviando un grupo de 40 misioneros encabezados por el monje Agustín, que llegaron a Canterbury y establecieron la diócesis de Canterbury en 597. Gregorio Magno tenía la intención de establecer un metropolitano para el sur de Inglaterra y otro para el norte de Inglaterra, más específicamente en la antigua fortaleza romana de Eboracum.[1] Varios de los misioneros de Agustín realizaron viajes misioneros al norte de Inglaterra. En 625 Edwino, que reinó en Deira (Yorkshire), Bernicia (Northumbria) y Lindisi (Lindsey), se casó con la hija del rey Ethelberto de Kent, que había brindado hospitalidad a los misioneros romanos y se había convertido al cristianismo. Fue en esa ocasión que uno de los compañeros de Agustín, Paulino, recibió el encargo de escoltar a Etelburga de Kent hasta su nuevo esposo y llegó a la corte de Edwino, habiendo sido consagrado obispo. Un resultado victorioso en una batalla convenció al rey de adherirse a la fe de Paulino, y con él a todo su pueblo. La conversión masiva de los sajones del norte fue decidida por el Witenagemont, la gran asamblea del reino. Edwino fue bautizado por Paulino en la Pascua de 627 en una sencilla iglesia de madera en York. El rey también lo nombró obispo de York y comenzó a construir la primera iglesia de piedra en el lugar donde hoy se encuentra la catedral (llamada en inglés York Minster).[2][3][4] El éxito inicial de la misión de Northumbria sufrió un severo revés con la muerte en batalla de Edwino, derrotado por Penda, rey de Mercia, en la Batalla de Hatfield Chase en 632. Paulino recibió el palio del papa Honorio I mientras huía con la reina a Kent, aunque nunca consagró obispos ni estableció diócesis sufragáneas. Durante tres décadas, la zona estuvo en estrecho contacto con el obispo celta de Lindisfarne. A pesar de que el papa Gregorio había nombrado arzobispo a Agustín con poderes de primado, los obispos celtas se negaron en varias reuniones a aceptar eso.[1][5] La hegemonía de Penda, que siempre fue pagano, fue definitivamente aniquilada en la batalla de Winwaed en 654, lo que permitió la reanudación de la evangelización del Reino de Northumbria. Tras las decisiones del Sínodo de Whitby en 664, la diócesis abacial de Lindisfarne fue suprimida y su territorio incorporado al de York. Entre 678 y 680 la sede de York cedió porciones de territorio para la erección de la nueva diócesis de Lindisfarne y la diócesis de Hexham (más tarde unidas para formar la diócesis de Durham). Hacia el 730 se erigió otra diócesis, Whithorn, que separó su territorio del de York. El primer arzobispo de York fue el obispo Egberto, quien recibió el palio del papa Gregorio III en 735.[4] Así la diócesis de York fue elevada al rango de sede metropolitana de la provincia eclesiástica del Norte. Tenía como sedes sufragáneas a las diócesis de Worcester, Lindsey, Lincoln, Escocia, las Islas Orcadas y las Islas Shetland. Egberto creó la escuela de la catedral de San Pedro (St Peter's School) y la Biblioteca en York, utilizadas por la clase más alta. Allí, entre otros, se educó el sacerdote, poeta y académico Alcuino de York, por lo que durante este período, gracias a los esfuerzos de los arzobispos locales, York fue la sede de un importante centro de estudios.[1][6] Desde 793, con el ataque a la abadía de Lindisfarne, la invasión vikinga llevó el regreso del paganismo nórdico. Durante el siglo IX fueron destruidas todas las diócesis sufragáneas de York, es decir, en general todas las del este de Inglaterra, área que se convirtió en el Danelaw. En la propia York, la diócesis pasó a la clandestinidad durante varias décadas. El papel de la diócesis no está claro y el arzobispo de Canterbury tuvo una gran influencia en este período. Ambos primados disputaron frecuentemente sobre sus derechos de primacía hasta que el papa Inocencio IV (1352-1362) decidió finalmente la cuestión, disponiendo que tanto el arzobispo de Canterbury como el de York debían ser reconocidos como metropolitanos en la provincia eclesiástica del otro, y cuando se encontrasen en el mismo lugar debían caminar uno al lado del otro. Pero mientras que el arzobispo de York podía conservar el título de primado de Inglaterra, el arzobispo de Canterbury en adelante debía ser llamado primado de toda Inglaterra y ser el principal representante de la Iglesia en Inglaterra.[1] El primer arzobispo normando fue Thomas de Bayeux, quien asumió el cargo después de que Guillermo el Conquistador invadiera y saqueara Inglaterra. La catedral de York fue incendiada y la diócesis sufrió muchos estragos y desorden. Alrededor de 1080, Thomas de Bayeux comenzó a construir una nueva catedral en York.[4] En el siglo XVI, antes del surgimiento del anglicanismo, York tenía las diócesis de Durham, Carlisle y Chester como sufragáneas. Reforma anglicanaLa arquidiócesis de York jugó un papel importante durante la Reforma anglicana. La arquidiócesis tenía más de 100 monasterios y conventos, entre ellos algunos de los más grandes y famosos de Inglaterra. También había varias otras comunidades más pequeñas y órdenes de caballeros. Las iglesias de la ciudad de York eran conocidas por su tamaño y belleza, y en Ripon y Beverley había grandes colegiatas.[1] Por lo tanto, muchas personas de Yorkshire dependían de los monasterios y capítulos para su propio sustento, como inquilinos, trabajadores o socios comerciales, y había una fuerte afinidad con la Iglesia existente.[7] El arzobispo de York, Edward Lee, en febrero de 1533 se negó a firmar la declaración de que el matrimonio con del rey con Catalina de Aragón había sido nulo desde el principio, pero poco después obtuvo del capítulo de York la aprobación de los motivos del divorcio. A través del Acta de Supremacía de 1534, el Parlamento declaró que el rey Enrique VIII era la suprema y única cabeza en la tierra de la Iglesia en Inglaterra.[7][8] Lee transmitió al rey el 1 de junio de 1534 una proclamación que el capítulo de York hizo del mes anterior, que decía que el papa no tenía más autoridad legal en suelo inglés que la de un obispo extranjero. Pero a pesar de una profesión de sumisión a la Corona dirigida al rey el 17 de febrero de 1535, se sospechaba que desconfiaba de la hegemonía real en materia religiosa. Thomas Cromwell fue nombrado vicario general del rey, y en 1536 comenzó a disolver una serie de pequeñas instituciones religiosas y a transferir sus activos a la corona.[7][9] Estos cambios, junto con las cargas financieras, los cambios en la doctrina de la Iglesia a través de Los Diez Artículos y la impopularidad de Cromwell, provocaron protestas, especialmente entre los creyentes católicos en el norte de Inglaterra. En Yorkshire el abogado Robert Aske se convirtió en el líder de un levantamiento llamado Peregrinación de Gracia. En octubre de 1536 los peregrinos católicos capturaron la ciudad de York y se aseguraron de que los monjes y monjas expulsados de sus monasterios pudieran retomarlos. El levantamiento reunió a 30 000 peregrinos en York y el rey carecía de suficientes soldados en la zona para retomar la ciudad. El levantamiento se extendió a cuatro condados más, por lo que el duque de Norfolk negoció con Aske, y prometió misericordia a los insurgentes, que se celebraría un parlamento en York y que la disolución de los monasterios se suspendería hasta que se celebrara el parlamento. Cuando el rey no cumplió sus promesas, las protestas se reanudaron. Esta vez, sin embargo, el rey estaba preparado y los manifestantes católicos fueron arrestados o golpeados en pequeños grupos. Aske, los nobles que estaban a su lado y varios abades, monjes, obispos y sacerdotes fueron ejecutados, sumando un total de 200 personas. Así, la Peregrinación de Gracia fue aplastada.[10] El arzobispo Lee el 20 de octubre de 1536 se rindió a los rebeldes y se vio obligado a prestar juramento a la Romería de Gracia. Aunque inicialmente era favorable al movimiento, probablemente sus sentimientos cambiaron, pues el 27 de noviembre reunió a su clero en la catedral para examinar los artículos que se le presentaban, pero pronunció un sermón desfavorable. Ante lo cual el clero se negó a reconocer su autoridad y se vio obligado a dejar temporalmente la sede episcopal. Después de la Peregrinación de Gracia la disolución de los monasterios cambió de referirse a pequeñas instituciones con poca economía o desviadas de las enseñanzas de la Iglesia para incluir a todos los monasterios y conventos en Inglaterra. Para la arquidiócesis de York esto significó que muchos grandes monasterios fueran saqueados, sus propiedades fueron traspasadas a la corona y los edificios de los monasterio fueran arrasados. Entre ellos el importante monasterio benedictino St Mary's Abbey, situado justo al lado de la catedral de York Minster, que era uno de los más ricos del país.[11] Luego de la muerte de Lee en 1544, el 16 de enero de 1545 el obispo de Llandaff, Robert Holgate, fue trasladado como arzobispo de York por el rey, que ya no solicitaba la aprobación papal. El papa, sin embargo, nombró a Henry de Bruto como arzobispo de York el 19 de febrero de 1546.[12] A principios de octubre de 1553, a instancias de la reina católica María I de Inglaterra, el parlamento abolió las leyes religiosas de Eduardo VI y en noviembre de 1554 arribó a Inglaterra un legado papal. El 21 de junio de 1555 Nicholas Health fue nombrado arzobispo católico de York (el último arzobispo de la sede confirmado por un papa), y poco después además ocupó el cargo de lord canciller. Poco después de asumir como reina Isabel I de Inglaterra en 1558. una de las primeras medidas que tomó fue establecer una Iglesia protestante independiente de la Santa Sede de Roma, que luego evolucionaría en la actual Iglesia de Inglaterra. El arzobispo Health resistió firmemente los actos de supremacía y uniformidad religiosa de la reina Isabel y fue privado de su sede en 1559. Sin embargo, se mantuvo en buenos términos con la soberana hasta su muerte a fines de 1578. A diferencia de lo que pasaba en otras sedes inglesas en donde se restauró el catolicismo, no hubo herejes quemados mientras gobernó la sede de York. Con su muerte, para la Iglesia católica se interrumpió la sucesión apostólica y por tanto finalizó el episcopado de York. En cambio, según la opinión de la Iglesia anglicana, existe una continuidad entre la serie de obispos antes y después de la Reforma protestante, continuando la diócesis anglicana de York hasta hoy con la elección por la reina de Thomas Young como arzobispo anglicano de York el 27 de enero de 1561. La oposición a la nueva Iglesia continuó en Yorkshire. En la década de 1580, una de ellas, Margarita Clitherow (canonizada en 1970), fue condenada, primero a la cárcel por negarse a asistir a una iglesia anglicana, y luego a la muerte en 1586 por esconder sacerdotes católicos en sus casas y permitirles celebrar la misa católica allí.[13] A principios del siglo XVII los residentes de Yorkshire Guy Fawkes y los hermanos John y Christopher Wright asumieron papeles principales en la Conspiración de la pólvora de 1605, planeada para matar al rey Jacobo I, a su familia y a la mayor parte de la aristocracia protestante y así reintroducir el catolicismo en Inglaterra. Fawkes y los Wright fueron compañeros de clase en la St. Peter's Cathedral School.[14][15] Otras personas de Yorkshire eran supuestos recusantes, es decir, se negaban a participar en la vida de adoración de la Iglesia de Inglaterra. EpiscopologioObispos de York
Arzobispos de York
Referencias
Bibliografía
Enlaces externos
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