Antecámara del Alcázar de MadridLa antecámara del Alcázar de Madrid (también conocida como Sala de Consultas o Pieza del Dosel) fue una sala de esta residencia regía desaparecida, importante por su papel ceremonial. HistoriaLa sala se formó en los primeros tiempos del alcázar y fue reformada en el marco de los trabajos ordenados por Juan II de Castilla. En aquel momento era conocida como Cuadra del Rey o Quadra del Rey. La estancia fue testigo a lo largo de su historia, desde el periodo de la dinastía Trastámara, hasta el incendio del Alcázar en 1734, de diferentes acontecimientos y anécdotas. Por ejemplo en 1566, el príncipe don Carlos increpó a los procuradores en cortes que se encontraban reunidos en la sala, formando juntas, por haber sugerido que el príncipe debía permanecer en Castilla y no trasladarse junto a su padre a Flandes.[1] En 1634 llegó hasta esta sala un loco que se coló en el regio alcázar, episodio señalado por Barrios Pintado como ejemplo de la inseguridad del lugar.[2] DescripciónSe situaba en la crujía norte del Alcázar, en concreto, en la esquina noroeste. Formaba parte del Cuarto del Rey, conjunto de habitaciones destinadas a servir de morada al monarca dentro del edificio. Durante las reformas emprendidas en la primera mitad del siglo XVI en el edificio por Carlos I, se le dotó de yeserías decorativas.[3] Hacia 1625, estaba decorada con tapices y era considerada como una [pieza] bastante oscura.[4] La estancia recibía luz por medio de unas ventanas en la parte alta de su muro norte, que abrían por encima de la Galería del Cierzo, lo que según Íñiguez Almech probaría una doble altura de techos de la antecámara.[5] En la sala se encontraba un trono bajo un dosel, de donde tomaba su nombre de Pieza del Dosel, Pieza del Trono o Sala del Trono. También contaba con una chimenea en el lado norte, frente al dosel. La antecámara jugaba un papel importante dentro de la función del Alcázar como espacio áulico. En esta sala, el monarca realizaba la ceremonia del lavatorio de los pies y comida de los pobres, el Jueves Santo.[6][7] Además, era el lugar en el que el Rey comía en público, tanto de forma ordinaria, como en ocasiones extraordinarias como en la Epifanía, cuando compartía mesa con el conde de Ribadeo, según privilegio otorgado por Juan II de Castilla.[8] La sala constituía el lugar donde el rey recibía a lo recibía al Consejo de Castilla en sus reuniones de los viernes (de ahí su nombre, Sala o pieza de Consultas);[Nota 1][9] así como, donde esperaban los consejos a la salida del monarca.[10] Hasta esta habitación tenían entrada los gentileshombres de boca. Guardaban las entradas a esta sala, los Ujieres de Cámara. Estos últimos también cuidaban de que nadie se cubriera o pasara cubierto ante el dosel.[11][12][13] ReferenciasNotas
Individuales
Bibliografía
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