Alfarería en la provincia de CáceresLa alfarería en la provincia de Cáceres (España) abarca el conjunto de la producción cerámica en el norte de Extremadura, antes y después de la romanización de la zona, y su posterior desarrollo.[1] Destacando durante siglos por su fabricación de tinajas,[2] los focos de «olleros» más importantes se han localizado en las localidades de Arroyo de la Luz, Arroyomolinos de Montánchez, Cáceres capital, Casatejada, Ceclavín, Montehermoso, Plasencia, Torrejoncillo y Trujillo.[3] En 2011, de los 37 censados en 1900, solo quedaban cuatro (en Arroyo de la Luz, Ceclavín, Torrejoncillo y Trujillo).[4] Documentación históricaAdemás de los restos de material arqueológico de cerámica hallada en la provincia y conservados en instituciones y museos, a partir del siglo xviii se documenta actividad alfarera de varios focos importantes en el Catastro de Ensenada (1752) y en las Memorias políticas y económicas de Eugenio Larruga (1792), así como en el siglo xix en el Diccionario geográfico-estadístico-histórico (1846-1850) de Pascual Madoz.[5] Más recientemente, de entre los trabajos de campo realizados en la provincia, puede destacarse el estudio que Severiano Delgado y Domingo Sanz realizaron en la década de 1970, además de lo recogido en las guías y catálogos de alfarería de basto de especialistas como Natacha Seseña,[6] Guadalupe González-Hontoria,[7] Josep Llorens i Artigas, José Corredor Matheos, José Guerero Martín o el etnógrafo alemán Rüdiger Vossen.[8] En la arqueologíaLa tradición alfarera en el norte de la provincia se registra arqueológicamente en los materiales cerámicos hallados en la cueva de Boquique en 1873,[9] que daría nombre genérico a la alfarería prehistórica así conocida o como cerámica de punto y raya, haciendo alusión al dibujo superficial que caracteriza a esta técnica decorativa alfarera doble o mixta, y que se conseguía punteando con un punzón o algún tipo de sierra dentada, trazos pequeños y sucesivos a lo largo de una línea incisa continua, «dando el aspecto de un cosido».[10][11] Alfares activosArroyo de la LuzEste importante foco alfarero que llegó a tener casi medio centenar de artesanos, conservaba en el inicio del siglo xxi tres activos talleres. Su producción, de piezas coloradas y muy variada, incluía tinajas de hasta 145 litros, cántaros con porte anfórico –con dos asas– de varios tamaños y vistosa nomenclatura (cantarilla de maravedí, cantarilla de olla de espanto, cantarilla arriera, cantarilla de beber); además de anafres, barriles de campo, botijos, pucheros, huchas, lebrillos, ‘escarfaores’ para calentar agua.[12] En 2014, fue elegido capital española de la cerámica.[13] CeclavínLocalidad reconocida por su tradición orfebre, durante siglos fabricó loza basta, loza vidriada y cerámica ‘enchiná’, producción típica aunque no endémica, con paralelismos en la alfarería del Alto Alentejo portugués, en especial la de Nisa y Estremoz.[14] El comercio turístico ha permitido la pervivencia de los curiosos “barros enchinaos” en el siglo xxi, conservando el equilibrio y pureza de formas y motivos decorativos.[15] TorrejoncilloCon un mercado que se extendía hasta el sur de la provincia de Salamanca, Torrejoncillo fue un tradicional enclave alfarero de tinajeros y olleros.[16] Se trabajaba con arcilla colorada engobada o cubierta con arcilla más clara y tierra oscura. Fueron tradicionales sus ‘baños’, sillos para leche, bebederos de aves y conejos y tazas de inodoro.[17] En el siglo xxi, Torrejoncillo mantiene activo un alfar artesano con tradición familiar en el pueblo desde el siglo xvii.[18] TrujilloEvolucionando desde la alfarería tradicional o ‘de basto’, con una larga tradición en esta localidad cacereña y complementaria de los grandes focos artesanos de la Extremadura más meridional (como Salvatierra de los Barros y Fregenal),[19][7] Trujillo dispone, ya en el siglo xxi, de producción industrial de azulejería y otras cerámicas, respaldada por las ferias de artesanía y un Centro Creativo.[20] Focos tinajerosAdemás de la producción de tinajas en Torrejoncillo y Arroyo de la Luz,[21] ya comentada, se extinguieron otros centros como Pasarón de la Vera, Torre de Santa María[16] y Arroyomolinos de Montánchez, cuya fábrica se dedicaba en exclusiva a conos cilíndricos de 10 a 200 arrobas, y aun antes a tinajas tradicionales panzudas como las producidas en Colmenar de Oreja y Villarrobledo. Seseña recoge el dato de que la tinajería de Arroyomolinos es mencionada por Madoz en 1849.[22][23] Alfares desaparecidosSeveriano Ballesteros y Domingo Sanz,[16] componentes del Equipo Adobe, catalogaron en 1982 hasta treinta y cinco ollerías desaparecidas.[a][24][25] Véase tambiénNotas
Referencias
Bibliografía
Enlaces externos
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