Los coemperadores augustos Constantino I el Grande (que se convirtió al cristianismo al triunfar en su lucha por el trono) y Licinio proclaman el Edicto de Milán, que finaliza la persecución de cristianos en el Imperio romano al considerarla iusta religio (religión lícita o legal). Ordena la tolerancia del cristianismo en el Imperio romano, lo que impulsó la expansión de esta religión por la corte romana.[2]
↑J. J. Sayas Abengochea y L. A. García Moreno: II Romanismo y germanismo. El despertar de los pueblos hispánicos, pág. 508, Labor, 1987, ISBN84-335-9422-2.
↑Uribe, Diana (2008). Historia de las Civilizaciones. Colombia: Penguin Random House. ISBN978-958-5549-27-2.