Ángel Mariano Moscoso
Ángel Mariano de Moscoso y Pérez de Oblitas (Arequipa, Virreinato del Perú; 2 de octubre de 1732 - Córdoba, Virreinato del Río de la Plata; 1 de octubre de 1804) fue un sacerdote y obispo peruano que se desempeñó como Obispo de Córdoba del Tucumán entre 1788 hasta su fallecimiento en 1804. BiografíaPrimeros añosÁngel Mariano nació el 2 de octubre de 1732 en Arequipa, Virreinato del Perú. Fue bautizado el mismo día de su nacimiento, en la entonces Iglesia del Sagrario de Arequipa Fue hijo del matrimonio de Gaspar José de Moscoso y Zegarra de la Cuba y de Petronila Antonia Pérez de Oblitas y Hurtado de Mendoza. Sus hermanos fueron Manuel, Bernardino, Alejandro, Bruno Miguel, María Josefa, Juana Petronila, Reymundo, Ramón Toribio y de José Valentín Moscoso Pérez y Oblitas. Fue sobrino del entonces obispo de Santa Cruz de la Sierra, Fernando Pérez de Oblitas.[1] FormaciónEstudió en el Colegio de San Bernardo y en la Real Universidad de San Ignacio de Loyola del Cusco, ambas en Cuzco, en las que se doctoró en filosofía y teología. Fue secretario de cámara de su tío, el obispo Fernando Pérez de Oblitas. SacerdocioFue ordenado sacerdote por su tío, el entonces obispo de Santa Cruz de la Sierra Fernando Pérez de Oblitas. Nombrado cura párroco de Tarata, edificó la iglesia parroquial. Colaboró en la pacificación de los indígenas locales y en la provisión de soldados y pertrechos para enfrentar la rebelión de Túpac Amaru II. Su participación en este hecho le valió ser considerado para integrar el cabildo catedralicio de la ciudad de Charcas y le dio gran prestigio en todo el Virreinato del Perú.[2] EpiscopadoSu nombre fue presentado al Papa por el rey el 27 de octubre de 1787 para el cargo de obispo de Córdoba del Tucumán, una diócesis que abarcaba todo el norte y parte del centro de la actual Argentina, que formaba parte por entonces del Virreinato del Río de la Plata. Llegó a Salta a inicios de 1789, después de haber sido recibido en algún lugar de la jurisdicción de Jujuy por Gregorio Funes, a quien nombró visitador de los curatos de la Puna. Presidió los festejos del Señor y Virgen del Milagro de Salta, y en marzo de 1793 estaba en San Salvador de Jujuy, sin haber llegado aún a Córdoba, ciudad a la que arribó el 25 de noviembre de 1792 después de visitar gran cantidad de parroquias del norte de su diócesis. En 1795 inició una segunda visita al oeste de su diócesis, que debió interrumpir por razones de salud poco después, estando en Catamarca. Una tercera visita, a principios de 1796, abarcó los curatos de las Sierras de Córdoba.[1] En lo que hace a la administración de la diócesis, reemplazó como provisor y vicario general a Nicolás Videla del Pino por Gregorio Funes, a quien nombró también Deán de la Catedral. Ambos rivalizarían más tarde por el título de obispo de Córdoba, que no recaería en ninguno de ellos: a Videla del Pino le tocó ser el primer obispo de Salta cuando esta diócesis se desprendiera de la de Córdoba, y Funes desempeñaría una carrera más ligada a la política. Dio especial impulso al Seminario de Loreto, que funcionaba en el mismo edificio y con las mismas autoridades que el Colegio de Monserrat.[1] Guiado por Funes y sus partidarios, tuvo varios conflictos con el gobernador de la provincia, Rafael de Sobremonte y con su sucesor, Nicolás Pérez del Viso.[3] Durante su gestión tuvo lugar la fundación de la Reducción de Nuestra Señora de las Angustias del Valle de Zenta, en noviembre de 1779; como en julio del año siguiente el gobernador Ramón García de León y Pizarro fundó a muy corta distancia la ciudad de San Ramón de la Nueva Orán, la misión se vio sometida a la explotación económica por parte de los habitantes de la ciudad, de modo que pronto quedó reducida a un caserío de indígenas trasculturados y empobrecidos, mientras el resto de la población indígena de la zona –principalmente chiriguanos– se desplazaba más hacia el este.[1] FallecimientoSu salud siempre fue muy débil y, mientras viajaba repetidamente a Buenos Aires a tratarse con los médicos de la corte virreinal, solicitaba repetidamente su traslado a la diócesis de Arequipa. Falleció en Córdoba el 3 de octubre de 1804.[1] Su fallecimiento pasó a la historia por la publicación e impresión de un poema titulado Lamento de la Hermana del Finado Illmo. Sor. Dr. Dn. Angel Mariano Moscoso Dignísimo Obispo, que fue de Córdoba, uno de los escasos textos de escritura femenina de finales del período colonial en territorio rioplatense. Este texto es una combinación de textos protocolares por las exequias del ilustre fallecido con los lamentos humanos por la pérdida del hermano de la monja que lo escribió, hermana del obispo Moscoso, y que hasta entonces había vivido bajo su protección.[4] Ancestros
Referencias
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