Stenotrophomonas maltophilia
Stenotrophomonas maltophilia es una bacteria aerobia gramnegativa no fermentadora de lactosa y oxidasa negativa, ampliamente difundida en el medio ambiente y patógeno humano oportunista multirresistente, especialmente del tracto respiratorio.[1][2][3] La Stenotrophomonas maltophilia se aisló por primera vez en 1943 como Bacterium bookeri.[2][4] Posteriormente se describió como Pseudomonas maltophilia en 1961 y fue agrupada en el género Xanthomonas.[4][2] En 1993 se agrupó en su propio género Stenotrophomonas.[1][2] S. maltophilia es una bacteria ambiental que se encuentra en hábitats acuosos, incluyendo rizosferas vegetales, animales, alimentos y fuentes de agua. Las Stenotrophomonas también forma con facilidad biopelículas que le permiten colonizar y reproducirse en ambientes extremos para otras bacterias como soluciones desinfectantes tipo clorhexidina, en material aséptico de hospitales, en transbordadores espaciales, etc.[2][3] No es un patógeno intrínsecamente virulento, pero su capacidad para colonizar pacientes inmunosuprimidos, reproducirse en pacientes con antibioterapia previa y en superficies de dispositivos médicos la convierte en una bacteria con alto índice de morbimortalidad.[5] Cuadros clínicosLas infecciones de S. maltophilia pueden ocurrir en una variedad de órganos y tejidos. La mayoría de infecciones se producen en pacientes inmunodeprimidos u hospitalizados como infección nosocomial asociada a tratamiento antibiótico previo de amplio espectro (especialmente tras un carbapenem), portadores de catéteres venosos centrales, ventilación mecánica, etc.[1][2][3] Las patologías que con mayor frecuencia produce son infecciones del tracto respiratorio y bacteriamia en pacientes portadores de catéteres venosos centrales.[1][3] Además, afecta especialmente a personas inmunodeprimidas o con enfermedades respiratorias previas (muy importante en pacientes con fibrosis quística).[1][2] Otros cuadros clínicos típicos, además de las infecciones respiratorias, son: celulitis, abscesos cutáneos, ectima gangrenoso, queratitis, escleritis, dacriocistitis, endoftalmitis, infección del tracto urinario, meningitis, endocarditis bacteriana, colangitis, peritonitis (en pacientes en diálisis peritoneal), agudización de EPOC, artritis séptica, etc.[1][6][3] TratamientoEs intrínsecamente resistente a las antibióticos betalactámicos, incluyendo carbapenémicos y la gran mayoría de cefalosporinas. Cuenta con dos betalactamasas cromosómicas inducibles, una de clase B (metaloenzima dependiente de zinc) que inactiva carbapenems (sensible sin embargo al aztreonam) y otra de clase A inhibible con ácido clavulánico. Es resistente también a la mayoría de aminoglucósidos como amikacina, gentamicina o tobramicina, y a varias quinolonas.[2][3][6] Suele ser sensible a antibióticos como el cotrimoxazol, el más recomendado contra esta bacteria, a la rifampicina, a la tigeciclina, a la colistina y suelen tener sensibilidad parcial a algunas tetraciclinas como doxiciclina o minociclina, a algunas quinolonas como moxifloxacino o levofloxacino, etc.[2][3][6][5] Referencias
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