Las gliflozinas son un grupo de medicamentos que se emplean en el tratamiento de la diabetes tipo 2. Actúan mediante la inhibición del cotransportador sodio-glucosa tipo 2 (SGLT-2), lo que provoca una acción hipoglucemiante por disminuir las cifras de glucosa en sangre y glucosúrica por aumentar la concentración de glucosa en orina.[1]
Antecedentes de las gliflozinas
La florizina es un glucósido que se encuentra en forma natural en varias plantas, como la corteza de la raíz del manzano y otros árboles frutales; es un potente inhibidor de SGLT1 y de SGLT2, pero con mayor afinidad por SGLT2[2]; en 1900, se descubrió que a dosis altas la florizina generaba glucosuria[3], sin embargo, no pudo usarse para desarrollar un agente terapéutico por su baja selectividad para SGLT2, donde como resultado la inhibición de SGLT1 y de SGLT2. Al expresarse SGLT1 primariamente en el intestino delgado, puede condicionar efectos gastrointestinales adversos como diarrea, deshidratación y malabsorción. El primer inhibidor de SGLT2 reportado fue T1095, una prodroga que era convertida en el hígado a su forma activa T1095A.33, pero su inhibición no selectiva de SGLT1, llevó a su suspensión. Otros O-glucósidos, como la sergliflozina, fueron descontinuados durante la fase 2 de los estudios. La investigación se enfocó entonces en los componentes C-glucósidos, que tenían la ventaja de mayor estabilidad metabólica[2].
Los iSGLT2 son la última clase de fármacos antidiabéticos en recibir la aprobación de la Food and Drug Administration (FDA)[4][5], inicio con la autorización de tres: empagliflozina, canagliflozina y dapagliflozina [6], actualmente ya autorizó la ertugliflozina[7].
Efectos hipoglucemiantes y no hipoglucemiantes
La absorción por vía oral de las gliflozinas es rápida (Concentración máxima 1-2 horas) y no se modifica con la ingesta de alimentos; 60 % se elimina a través de las heces, mientras que 33 % por vía urinaria[8]. Reducen la hemoglobina glicosilada (HbA1c) aproximadamente un 1% [9][10]. Debido a que estos fármacos no dependen de la secreción endócrina del páncreas pueden utilizarse en monoterapia o en combinación con otros antidiabéticos[11].
Algunos efectos extra glucémicos de las gliflozinas son la inducción de pérdida de peso, aproximadamente entre 2.2 y 3.6 kg respecto al peso inicial del paciente[12]; esto, por detrimento de tejido adiposo [10][13]. Generan un descenso de entre 240-320 calorías cada 24 horas al excretar de 60 a 80 gramos de glucosa por día[3][14]. También inducen reducciones en la presión arterial (PA)[15][16], con una disminución en las cifras de presión arterial sistólica entre 3 y 5 mmHg y 1 a 2 mmHg en la presión arterial diastólica[17], atenuación de la sensibilidad a la sal de la PA, y mejora la rigidez arterial[16].
Algunos de los efectos secundarios más frecuentes relacionados con el empleo de estos medicamentos son la hipotensión arterial, debida al aumento de diuresis, la infección del tracto urinario, y la infección genital por hongos secundaria al aumento de glucosa en la orina. Se han descrito algunos casos de acidosis láctica[1] y de cetoacidosis euglucémica, tanto en diabetes tipo 1 como 2.[30]
↑Grempler R, Thomas L, Eckhardt M, Himmelsbach F, Sauer A, Sharp DE, Bakker RA, Mark M, Klein T, Eickelmann P (enero de 2012). «Empagliflozin, a novel selective sodium glucose cotransporter-2 (SGLT-2) inhibitor: characterisation and comparison with other SGLT-2 inhibitors». Diabetes Obes Metab14 (1): 83-90. PMID21985634. doi:10.1111/j.1463-1326.2011.01517.x.
↑Qiu H, Novikov A, Vallon V (enero de 2017). «Ketosis and diabetic ketoacidosis in response to SGLT2 inhibitors: Basic mechanisms and therapeutic perspectives». Diabetes Metab Res Rev33 (5). PMID28099783. doi:10.1002/dmrr.2886.