Envejecimiento insignificante

Algunas tortugas presentan envejecimiento insignificante.

El envejecimiento insignificante o senescencia insignificante es un término que denota a los organismos que no muestran signos evidentes de envejecimiento biológico o senescencia tales como reducciones en su capacidad reproductiva, declive funcional o aumento de las tasa de mortalidad con la edad.[1]​ Hay especies en las que los científicos no han observado ningún aumento de la mortalidad tras la madurez. Las tortugas, por ejemplo, aparentemente no tenían senescencia, pero observaciones más extensas encontraron pruebas de una disminución de la aptitud con la edad.[2]

El estudio del envejecimiento insignificante en animales puede aportar pistas que conduzcan a una mejor comprensión del proceso de envejecimiento humano e influir en las teorías gerontológicas del envejecimiento.[3]

También existen organismos que han mostrado envejecimiento negativo, en la que la mortalidad disminuye cronológicamente a medida que el organismo envejece, durante todo o parte del ciclo de vida, en desacuerdo con la ley de mortalidad de Gompertz-Makeham.[4]​ Además, hay especies que han retrocedido a un estadio larvario y han vuelto a convertirse en adultos varias veces, como Turritopsis dohrnii, lo que en teoría les confiere inmortalidad biológica.[5]

Los estudios han indicado una conexión entre los fenómenos relacionados con el envejecimiento insignificante y la estabilidad general del genoma de un organismo a lo largo de su vida, contraria a la inestabilidad genómica.[6]

En animales

Se considera que algunos peces, como algunas variedades de esturión, así como algunas tortugas poseen una tasa insignificante de envejecimiento,[7]​ aunque investigaciones recientes sobre tortugas han descubierto indicios de senescencia en la naturaleza salvaje.[8]

En 2018, las ratas topo desnudas fueron identificadas como los primeros mamíferos en desafiar la ley de mortalidad de Gompertz-Makeham y alcanzar un envejecimiento insignificante. Se ha especulado, sin embargo, que esto puede ser simplemente un efecto de "alargamiento del tiempo", debido principalmente a su metabolismo muy lento (y de sangre fría, metabolismo hipóxico).[9][10][11]

Algunos organismos muy raros, como los tardígrados, suelen tener una vida corta, pero son capaces de sobrevivir miles de años y, por tanto, tal vez indefinidamente si entran en estado de criptobiosis, por el que su metabolismo se suspende de forma reversible.[cita requerida]

Otros organismos como Turritopsis nutricula y las hidras son consideradas biológicamente inmortales.[cita requerida]

En plantas

En las plantas, los álamos son un ejemplo de organismos vegetales con envejecimiento insignificante. Cada árbol individual puede vivir entre 40 y 150 años en la superficie, pero el sistema radicular de la colonia clonal es mucho más longevo. En algunos casos esto ocurre durante miles de años, generando nuevos troncos a medida que los más viejos mueren en la superficie. Se calcula que una de estas colonias de Utah, apodada como «Pando», tiene 80.000 años, lo que la convierte posiblemente en la colonia de álamos viva más antigua.[12]

El organismo vegetal vivo no clonal más antiguo conocido del mundo fue un árbol de la especie Pinus longaeva de casi 5 mil años nombrado Matusalén, ubicado en lo alto de las Montañas Blancas del condado de Inyo, al este de California, Estados Unidos.[13]​ Este registro fue sustituido en 2012 por otro pino silvestre de la Gran Cuenca situado en la misma región que Matusalén, y cuya edad se estimó en 5062 años. El árbol fue documentado por Edmund Schulman y fechado por Tom Harlan.[14]

En bacterias

En las bacterias, los organismos individuales son vulnerables y pueden morir fácilmente, pero a nivel de colonia las bacterias pueden vivir indefinidamente. Las dos bacterias hijas resultantes de la división celular de una bacteria madre pueden considerarse individuos únicos o miembros de una colonia biológicamente "inmortal".[15]​ Las dos células hijas pueden considerarse copias "rejuvenecidas" de la célula madre porque las macromoléculas dañadas se han repartido entre las dos células y se han reducido.[16]

En hongos

Podospora anserina tiene un período de vida definido y muestra senescencia (crecimiento lento, menos hifas aéreas y una mayor producción de pigmento en las hifas distales). Sin embargo, hay variación en longevidad entre diferentes cepas. Se han realizado muchas manipulaciones genéticas para producir cepas inmortales o aumentar la esperanza de vida. Como resultado se sabe que el proceso de envejecimiento está fuertemente vinculado a la mitocondria. Esto se debe a que durante la respiración se producen especies reactivas de oxígeno que limitan la vida útil y, con el tiempo, se puede acumular ADN mitocondrial defectuoso.[17][18]​ Los estudios de restricción calórica muestran que disminuir fuentes de energía como el azúcar conducen a un aumento en la esperanza de vida (probablemente debido a un metabolismo más lento y, por lo tanto, a una menor producción de especies reactivas de oxígeno o genes de supervivencia inducidos).

Vida útil máxima

Algunos ejemplos de la máxima duración de vida observada en animales considerados insignificantemente senescentes son:

Sebastes aleutianus 205 años[19][20]
Aldabrachelys gigantea 255 años
Nephropidae 100+ años (presuntos)[21]
Hydra Se ha observado que es biológicamente inmortal[22]
Planaria Se ha observado que es biológicamente inmortal[23]
Actiniaria 60-80 años (generalmente)[24]
Erizo de mar rojo 200 años[25]
Margaritifera margaritifera 210–250 años[26][27]
Arctica islandica 507 años[28]
Somniosus microcephalus 400 años[29]

Véase también

Referencias

  1. Finch, Caleb (1994). «Negligible Senescence». Longevity, Senescence and the Genome. Chicago, Illinois: University of Chicago Press. pp. 206-247. 
  2. Warner, Daniel A.; Miller, David A. W.; Bronikowski, Anne M.; Janzen, Fredric J. (7 de junio de 2016). «Decades of field data reveal that turtles senesce in the wild». Proceedings of the National Academy of Sciences (en inglés) 113: 6502-6507. ISSN 0027-8424. PMC 4988574. PMID 27140634. doi:10.1073/pnas.1600035113. 
  3. Guerin, J (2004). «Emerging area of aging research: long-lived animals with "negligible senescence"». Ann N Y Acad Sci 1019: 518-20. Bibcode:2004NYASA1019..518G. PMID 15247078. doi:10.1196/annals.1297.096. 
  4. Ainsworth, C; Lepage, M (2007). «Evolution's greatest mistakes». New Scientist 195: 36-39. doi:10.1016/S0262-4079(07)62033-8. 
  5. «Cheating Death: The Immortal Life Cycle of Turritopsis». 8e.devbio.com. Archivado desde el original el 2 de abril de 2010. Consultado el 17 de marzo de 2010. 
  6. Kogan, Valeria; Molodtcov, Ivan; Menshikov, Leonid I.; Shmookler Reis, Robert J.; Fedichev, Peter (2015). «Stability analysis of a model gene network links aging, stress resistance, and negligible senescence». Scientific Reports 5: 13589. Bibcode:2015NatSR...513589K. PMC 4551969. PMID 26316217. arXiv:1408.0463. doi:10.1038/srep13589. 
  7. Miller, J (2001). «Escaping senescence: demographic data from the three-toed box turtle (Terrapene carolina triunguis)".». Exp Gerontol 36: 829-32. PMID 11295516. doi:10.1016/s0531-5565(00)00243-6. 
  8. Warner, Daniel A.; Miller, David A. W.; Bronikowski, Anne M.; Janzen, Fredric J. (7 de junio de 2016). «Decades of field data reveal that turtles senesce in the wild». Proceedings of the National Academy of Sciences (en inglés) 113: 6502-6507. ISSN 0027-8424. PMC 4988574. PMID 27140634. doi:10.1073/pnas.1600035113. 
  9. Ruby, J Graham; Smith, Megan; Buffenstein, Rochelle (24 de enero de 2018). «Naked mole-rat mortality rates defy Gompertzian laws by not increasing with age». eLife 7: e31157. ISSN 2050-084X. PMC 5783610. PMID 29364116. doi:10.7554/eLife.31157. 
  10. «Google's Calico Labs announces discovery of a "non-aging mammal." | | LEAF» (en inglés estadounidense). Archivado desde el original el 1 de marzo de 2019. Consultado el 28 de febrero de 2019. 
  11. Beltrán-Sánchez, Hiram; Finch, Caleb (24 de enero de 2018). «Age is just a number». eLife 7: e34427. ISSN 2050-084X. PMC 5783609. PMID 29364114. doi:10.7554/eLife.34427. 
  12. Michael C. Grant (octubre de 1993). «The Trembling Giant». Discover 14 (10). Archivado desde el original el 9 de mayo de 2006. Consultado el 8 de octubre de 2006. 
  13. «Pinus longaeva». Gymnosperm Database. 15 de marzo de 2007. Consultado el 20 de junio de 2008. 
  14. Brown, Peter M (2012). «OLDLIST, a database of old trees». Rocky Mountain Tree-Ring Research, Inc. Consultado el 29 de noviembre de 2017. 
  15. Chao, Lin; Guttman, David S. (26 de agosto de 2010). «A Model for Damage Load and Its Implications for the Evolution of Bacterial Aging». PLOS Genetics 6: e1001076. PMC 2928801. PMID 20865171. doi:10.1371/journal.pgen.1001076. 
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  20. «Age determination and validation studies of marine fishes: do deep-dwellers live longer?». Experimental Gerontology 36 (4–6): 739-764. April 2001. PMID 11295512. S2CID 42894988. doi:10.1016/s0531-5565(00)00239-4.  Parámetro desconocido |vauthors= ignorado (ayuda)
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  28. «The extreme longevity of Arctica islandica is associated with increased peroxidation resistance in mitochondrial membranes». Aging Cell 11 (5): 845-855. October 2012. PMID 22708840. doi:10.1111/j.1474-9726.2012.00847.x.  Parámetro desconocido |vauthors= ignorado (ayuda)
  29. «Greenland Shark May Live 400 Years, Smashing Longevity Record». Science Magazine. 11 de agosto de 2016.  Parámetro desconocido |vauthors= ignorado (ayuda)

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